miércoles, 26 de noviembre de 2008

Día marrón








Lo pongamos con acento o no, en mayúsculas o minúsculas, lo cierto es que todos tenemos, de vez en cuando, un día marrón.
La cuestión es si los demás deben darse cuenta del hecho. ¿Tenemos derecho a estar con "el día marrón" o los demás deben ver siempre nuestra cara feliz?

Todo esto viene dado a que, de unas semanas a esta parte, el personal me dice sin cesar que tengo cara de felicidad...
Por historias varias y de una manera inexplicable, cuando más jodida estoy, más feliz me ve la gente; eso me lleva a pensar en la soledad, es irremediable, nadie ve más allá de sus narices... Que veo una sonrisa, es feliz; que canta, es feliz. ¡Pues no! Cada uno intenta evadirse como puede...
Una de mis profesoras comentaba en clase el derecho que tenemos todos a tener un día malo, a estar tristes. Es inevitable, decía, y los demás tienen que respetarlo.

Nos hemos acostumbrado a mirar a la persona que va a nuestro lado de una manera superficial, no hacemos ni el más mínimo esfuerzo por mirar a los ojos y ver si hay algo distinto día a día. Perdemos la esencia, a mi modo de ver, de la persona.

Como en la pareja, tenemos que cuidar, mimar y demostrar al prójimo que lo queremos, que no es prescindible y que su sonrisa, vale tanto como la nuestra. Puede que, de esa manera, la otra persona no tenga un día tan oscuro...