lunes, 26 de abril de 2010

De vez en cuando la vida...







De vez en cuando la vida nos regala trocitos de felicidad, nos enseña que todo es posible si tenemos una actitud positiva y nos lleva de la mano a conocer gente distinta, con la que compartir experiencias únicas.

Hace unas semanas tuve la oportunidad de hacer un mini viaje a los Madriles. Allí volví a vivir momentos entrañables al lado de chicas a las que, horas antes, ni siquiera conocía. También estuvieron dos amigas de Bcn que, como yo, se han traído un recuerdo agradable de la kdd.

Bien, hay una forera que me cuenta que, desde ese momento, todo le sale bien y parece que su buena suerte ha vuelto. ¿Es posible que las energías positivas del momento sigan con nosotras?
El viernes, día de Sant Jordi, recibí varios regalos: libros, rosas y cariño. Los primeros se leen, se deterioran y se marchitan; el último, aissss, ese no tiene precio y es por ello que hoy escribo este post.

Hoy ha sido un "día marrón", como me gusta a mí llamar a esos en los que no deberías levantarte; mañana espero tener a mi lado a esa gente que me regala compañía y me susurra, de vez en cuando, que me quiere.





jueves, 8 de abril de 2010

"Dios existe, pero duerme"

Esta mañana he ido al oftalmólogo con Eli. Era una visita rutinaria, pero no por ello menos importante. Aunque ya es mayor de edad, todavía la siguen visitando en oftalmología pediátrica, ¡qué cosas!

Hasta aquí, todo bien. Pero no tienen nada de “normal” nuestras visitas al hospital pues, cada vez que vamos, volvemos con la dolorosa sensación de ser muy afortunados.

Esta mañana, a mi lado, una niña de unos 12 años me miraba de reojo. En un momento que ha girado la cara, he podido apreciar que la tenía desfigurada y llena de una especie de llaga gigante que le supuraba.
Dos sillas a la derecha, la enfermera le ponía gotas en los ojos a un pequeñín de unos 3 años que lloraba desconsolado. En su rostro, claras muestras de una enfermedad que no sabría definir.
A mi izquierda una niña de unos 5 años, en una silla de ruedas adaptada, esperaba para su visita.

Los niños van entrando y saliendo de la consulta; no va por orden, así que puedes pasar en ese espacio horas para estar después sólo unos minutos de visita.

En dos horas y media han pasado varias incubadoras con niños recién nacidos. Cada vez que levantaba la vista me encontraba con un niño o bebé más afectado que el anterior.

Cuando nos ha tocado el turno y hemos podido pasar a la consulta, no era capaz de preguntar nada… ¡Es tan simple lo que tiene comparado con lo que acababa de ver! Da igual las veces que lo vea, me siguen impactando y doliendo esos niños…

Dentro de un mes volveremos y habrá otras caras, llantos y miradas tristes.

Hoy hemos recibido una lección de “realidad” dolorosa, pero necesaria.