jueves, 1 de enero de 2009

Cerrado por vacaciones...









Seguro que todos hemos oído alguna vez aquello de "Me trata bien", "No es perfecto pero...", "Yo estaba enamorada de otro, pero él insistió tanto...".
La mujer florero no es una canción o una milonga, es una realidad; y no es necesario que ande en bata, con los rulos o cuidando a los niños, las hay con ocupaciones varias y que sirven a los maridos a jornada partida.

¿Dónde han ido a parar el amor, las miradas cómplices, el deseo o, simplemente, la aventura?
La seguridad emocional y económica ha pasado a ser una prioridad. En estos meses he conocido a mujeres que decían haber vivido grandes aventuras en su juventud y ahora sólo querían estabilidad y seguridad, un hombre para hacer de padre y encontrar en casa a la vuelta del trabajo. A tomar por saco el amor y la aventura, el deseo de ver a esa persona día a día, de buscarla por los rincones y besarla sin más, sólo por gusto.

El lunes regresan al trabajo sin ilusión, después de un fin de semana aburrido y con tareas desagradecidas. Vuelven a su vida laboral soñando con una aventura, buscando esa complicidad que en casa ya no encuentran o que, en algunos casos, nunca han tenido.
La libertad tiene horario de oficina...